Rolitas

jueves, 16 de diciembre de 2010

Here Comes the Sun




Viene muy bien esta rolita porque hace algo de frío, son los últimos días del año y estoy a punto de salir de vacaciones de uno de mis empleos...sin embargo hay algunas cosas que me desagradan un poco y las deseo expresar para tratar de sacudírmelas de encima.

De la vida sé unas cuantas cosas, pocas, pero muuuy útiles. CREO y ME GUSTA la simplicidad de la vida.

Pienso que conforme pasa el tiempo y adquiero experiencias diversas, me siento más completa, segura y feliz...cómoda conmigo y con los demás, en casa, en cualquier lugar y haciendo cualquier cosa.

Es cierto que he logrado aprender mucho de errores, sin embargo, creo que el principal aprendizaje no viene de los errores, sino del lado correcto, simple, claro, amoroso, honesto y franco. Y aquí empiezan los problemas para la gente promedio...porque la gente promedio no nos aceptan fácilmente a quienes somos francos, simples y transparentes...y menos les gusta nuestra ironía y sentido del humor jajajajj. 

He notado que a las personas promedio les gusta más lo complicado, el chisme y el conflicto; es una forma de sentirse felices, es su deporte o su hobbie andar con cara larga y buscar pretexto para ello.

Sé que he cometido algunos errores en el pasado por confiar demasiado y creer que tooodo es posible. 
Mi optimismo incurable y mi naturaleza de creer que tooodo es posible a veces me llevan directo a personas y situaciones ociosas, perjudiciales y dañinas y a creer que las puedo modificar y mejorar cuando ni siquiera son problemas míos...ahora me doy cuenta, antes no lo veía así.

Tener la capacidad de ver las cosas chidas de la gente promedio ha sido siempre un arma de dos filos con la que me he cortado varias veces creyendo y apoyando personas en diversas situaciones problemáticas en las que a fin de cuentas yo salí perjudicada sin siquiera ser la del problema. Me sucedió con un par de amigos y parejas, que hoy por supuesto son ex-amigos y ex-parejas.  

Sé que mi optimismo incurable, sentido del humor agudo, negro, irónico o intelectual molesta bastante a la gente promedio. Pero no pienso cambiar y ser una persona quejosa como ellos. No me atrae ser chismosa, mediocre, conformista, mentirosa, hipócrita...complicada vaya! Queeeeeeeé flojera!!!!!!!

Yo sólo quiero hacer lo que me gusta, puedo resolver cualquier problema que se presente de trabajo siempre y cuando surja del trabajo per sé y sus procedimientos, pero si surge de broncas entre las personas, neta no es mi línea, no es lo mío y no tengo ningún empacho en aclarar cosas y poner los puntos sobre las íes en el momento para acotar el chisme y el malestar que éste produce. Sí, se que para otros chismear es emocionante pero a mí me da rash.

Y todo esto viene a colación por una situación en uno de mis dos empleos en donde justamente las personas a cargo dejan que susciten situaciones personales que generan malestar. Supongo que es la historia de la humanidad dejarse llevar por las emociones y por eso El Show de Cristina, Laura en América y Cosas de la Vida son programas taaan populares, porque se refieren a sensaciones, emociones y sentimientos. 

CLARO QUE LAS EMOCIONES SON CHIDAS! Pero hay más en la vida que el chisme para perjudicar a otros, las calenturas entre jefes y empleados, empleados y clientes etc, etc... el conformismo, el "siempre lo mismo" y el "ps'ya ni modo, así es la vida y qué le vamos a hacer"....HAY MUCHO, PERO MUCHO MÁS QUE ESO...al menos para mí y me niego a enfermarme del virus de la mala vibra que porta la gente promedio.

...he decidido omitir el problema en cuestión descrito anteriormente pues está en proceso de resolverse, por decirlo de algún modo...afortunadamente en otro empleos he tenido compañeros de trabajo y jefes o superiores muy éticos, chidos, humanos, divertidísimos y muy respetuosos de hombres mujeres. Les aprendí muchísimo). Y NO, no es que me crea más que otros. Y NO, no estoy por encima de nadie. ESTOY A LA MISMA ALTURA QUE TODOS LOS DEMÁS PERO EN OTRA FRECUENCIA BIEEEN DIFERENTE. 

Afortunadamente no todos estamos infectados con el virus del chisme ni de la calentura ni actuamos por encima de los demás sólo por tener un puesto superior. Debo decir que en ese lugar de trabajo también hay personas muuuy chidas en varios sentidos y muuuy netas y francas, lo cual se agradece a la vida. Y afortunadamente cada vez somos más los que queremos una vida simple. Digo, de por sí ya es suficientemente complicado el sistema político, económico y jurídico del país...y es suficientemente complejo mantener sanas las relaciones interpersonales de familia, pareja, amigos, compañeros de trabajo...como para encima lidiar con broncas y chismes de a grapa. Mejor amemos mucho a nuestra pareja, salgamos de paseo, vayamos al cine, HABLÉMOS DE NOSOTROS COMO INDIVIDUOS, de nuestros proyectos, de lo que nos gusta, de nuestros planes para el año entrante....HAY MILLONES DE COSAS CHIDAS, INCREÍBLES, HERMOSAS, SATISFACTORIAS...

1 comentarios:

Eleutheria Lekona dijo...

Uta, me boté de la risa leyéndote y, créeme, entiendo a plenitud el punto. Y esto que comentas, querida Jen, no sólo se vive en los trabajos, sino en las más cotidianas situaciones. Afortunadamente –lo sé- cuentas con los pertrechos suficientes para salir airada de tan vulgares embrollos -por decir lo menos y con tal de no apelar a un lenguaje soez (y no porque no lo pueda hacer, sino para no recordar más a los referidos). Por otro lado, es una bendición que haya en el mundo –como señalas- gente con la que todavía pueda uno enchufarse. ¡Loas al azar, al caos y a la entropía!

Te cuento.

Fíjate que yo viajo mucho en camión y, últimamente -mucho- a las horas pico. Pues bien -y de esto ya hemos hablado alguna vez-, resulta que es muy común que el camión venga atiborrado de la parte delantera, pero lo que no es nada común es que tal atiborramiento se deba a una situación verdaderamente ridícula: resulta que las personas que ya están adentro del camión, que ya tienen asegurado “su lugar”, deciden dejar un hueco en el medio -no avanzan- y, entonces, hete aquí que los que van hasta adelante van todos amontonados. Y a mí me ha tocado ir en ambos lugares, en la puerta delantera, allí casi besándome con el de al lado y, también, en el medio y –créeme- siempre que estoy arriba yo me recorro lo más que puedo porque, aun cuando no me toque estar en la situación del hacinamiento pues, es muy simple, pienso en los demás, pienso en lo absurdo de dejar todo ese lugar libre, disponible, cuando hay personas allí, adelante, en aprietos.

Pero esta decisión la tomé hace ya mucho; hace ya mucho que practico el pedir permiso para pasar hacia atrás y hace ya mucho que cada que hago eso me llevo insultos, miradas de asombro, codazos y toda clase de bazofias. La incivilidad de la gente es apabullante pues no sólo expresan comentarios molestos, sino que algunos se muestran de plano reacios. Cuando comencé a hacerlo me sacaba mucho de onda, pero ya que estoy curtidona llegué a una llana y lisa conclusión: con la pena, pero a mí me va a valer y yo me voy a pasar al medio aunque sea a empellones y ya. Y ya luego te contaré la historia de cuando le pedí a una fulaneja que se recorriera para atrás, bueno, de risa.

Uff Jenny, yo no sé si es el país, la época o el mundo, pero a mí esas pequeñas cosas en donde sale a relucir la casta de las gentes –en forma negativa- sí que me lleva a profundas cavilaciones y a variadas conclusiones sobre lo que quiero para mí (ya te contaré por correíto o de viva voz).

¿Y sabes qué me da mucho risa Jen? andamos en plena sintonía –vos tenés razón. Resulta que escribí un post para Eleutheria, uno en donde me defino simple, simplona, sencilla y transparente. Lo escribí hace como dos días y vacilaba en subirlo, leyéndote, me he animado ya (el mío, claro, es melancoliquero como es mi natura). Pues bueno, seguimos con nuestros sincretismos mentales.

Abrázote,
Onatta.

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