Rolitas

lunes, 8 de noviembre de 2010

Dulce instante rojo

Pinté figuras con el color pegajoso que los crack-ups habían dejado en mis dedos después de haberlos sostenido en mi puño por más de media hora. Pinté el parabrisas con una palma saludando y quedó muy sucio la verdad, pero para mí era el más hermoso vitral entre cuyos diáfanos cristales se reflejaba la luz de las tres de la tarde. Muy temprano para cenar, muy tarde para llegar a la ciudad en el suburbano escuchar rolas y perderme en la ciudad contigo y volver.
Nadie sabe su nombre, según Cerati, en la ciudad de la furia. Y podríamos escapar a algún lugar especial, según Miguel Mateos, si tuviéramos alas...No hay alguien que brinde opciones sin condición? Porque no, no tengo alas, y no, no sé mi nombre. ah no!, ése sí lo sé, pero lo olvidé por un momento.

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