Rolitas

lunes, 8 de noviembre de 2010

Días de Furia

Tal cual, como sucedió en la película Días de furia, las personas nos encontramos desatadas, desperdigadas, extraviadas. Planeando, Intentando, Logrando, Cayendo, Continuando...
Los Padres y Madres no son más los guías de sus hijos, en este mundo tan vertiginoso, si acaso, son los hijos quienes dan rumbo a los padres. Los críos y los ancianos se han vuelto uno sólo. Las madres ruegan por una paz que sus esposos rompen en guerras en lugares apartados de su pueblo natal y más aún de su corazón.


Pero aquí estamos. Henos aquí de pie, reunidos, vivos, despiertos, haciéndonos los dormidos, los que no oímos y que aún somos niños. Somos adultos en edad y estatura, pero no acabamos de crecer. Quién pudiera ser árbol para invitar a un niño a mecerse en sus ramas? y dormir, descansar y tener de verdad los sueños más dulces para después de un ratito despertar con los ojitos brillantes y la carita limpia, sin nada que temer, con los piesitos descalzos y las manitas extendidas abrazando el tiempo infinito.


Qué fortuna acariciar sus hojitas una a una y ver vida en el verde que tenemos entre las manos. La hierba se mece junto a mi cabello y apartándome de este mar de masas estandarizadas me dirijo felizmente a ninguna parte pero sobre mis propios pasos haciendo mi propio camino.
No más días de furia, no para mí. A veces me es difícil ver la diferencia entre la vida real y la t.v. entre tanta desgracia todo se confunde, pero más me vale sentir las piedritas bajo mis pies descalzos en el camino, que la tersura de una senda igual de blanda y ambigua.


Suerte a cada quien que deseé andar su camino, que la suerte no la necesita para andarlo, sino para decidirse de una vez por todas a dar el primer paso.

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