Rolitas

viernes, 8 de octubre de 2010

Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía plantaría un árbol.

Han habido excepcionales ejemplos de mentes igual de excepcionales en éste mundo. Con frecuencia creemos que los mejores tiempos quedaron atrás; creemos que antes la gente era mejor, más buena y más noble; tendemos a pensar que todo era más natural, de mejor calidad y que en general, el mundo era un lugar más apacible y amigable.

Y por el contrario, con frecuencia también escucho decir que nunca habíamos estado tan mal como planeta ni humanidad, y que lo peor aún está por venir...hummm...Definitivamente, yo no lo veo así.
Pienso que nunca hubieron tiempos tan violentos como la época del oscurantismo, donde los seres humanos eran menos que animales aspirando a lo sumo a llegar a esclavos. Y el papel de la mujer siempre fue menos que nulo. Claro, hablo de la gente común, no de las cabezas de la monarquía.

Y creo que hoy, como nunca antes, hay una gran conciencia despertando, creciendo y desarrollándose por parte de los seres humano, por ello se explica que el mundo hoy en día nos parezca tan atroz, porque ya lo vemos de cerca y con miradas sin bendajes, con ojos de verdad, con los ojos de nuestra alma y de nuestro corazón.

Sé que activamente, dinámicamente, físicamente, nuestro nivel de conciencia no está a la par de nuestro nivel de participación. Una cosa es observar, conocer, saber e informarse...reflexionar, vaya!, y otra muy distinta el HACER algo activamente. Pero poco a poco el mundo despierta, poco a poco participamos más de nuestras propias vidas. Ya no sólo vemos las noticias una tras otra, ya tomamos parte de nuestro personaje en nuestra propia película. Cada vez nos hacemos una sociedad más responsable.

Pero me parece que hay dos vertientes, quienes despertamos a la realidad social lo hacemos cada vez más rápido, pero quienes en retroceso más bien comenzaron a cerrar los ojos ante la realidad, lo hacen igual de rápido. Hay muchas personas extraviadas en tristeza, frustración, resentimiento, adicciones, codependencias, etc...

Me parece que lo más arriesgado que podemos hacer todos los días ante esta batalla que se libra todos los días por mantener la cordura y el bienestar personal ante tanta violencia, ignorancia e inseguridad es permanecer despiertos y mirar. Hay que tener el valor de voltear la vista a lo que está mal para reconocerlo y poder ayudar en alguna medida que nos sea posible.

Hay que tener el valor de mirar la vida allá afuera, y reconocer que coexiste ese mal con cosas increíble y extremadamente bellas, tan pero tan hermosas que igual dan ganas de llorar conmovidos por los mil detalles cotidianos que salen a nuestro encuentro en cada paso que damos.

Hay que tener valor para caminar sin dudar, aceptar los cambios repentinos y abrazarlos como parte de nuestro camino.
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy también plantaría un árbol.


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