He tenido mucho ruido en la cabeza desde hace unos cuatro meses más o menos. Ruido producido por escenas cotidianas poco afortunadas, algunas relacionadas directamente conmigo pero en realidad la mayoría se han presentado repentinamente como parte del entorno y nada más...o tal vez yo he estado prestando mucha atención a mi alrededor.
Me desenvuelvo en la calle, me gusta la libertad de ir y venir, caminar, conversar con gente y siempre encontrar algo diferente en la ciudad. Me gusta la historia de la ciudad y me entretiene recorrerla sabiendo que la conozco perfectamente. Pese al ruido, a la contaminación, al estrés, disfruto enormemente cada momento que paso en la ciudad. Pero poco a poco el ruido en mi mente ha aumentado en proporción a la cada vez más marcada desigualdad e injusticia. Observo mil situaciones y mis ojos han hecho las veces de intérpretes relatando lo que esas elocuentes imágenes me han presentado.
Es muy difícil no mirar la injusticia que se muestra por doquier detonando casi siempre las mismas sensaciones y casi siempre en el mismo orden: sorpresa, confusión, dolor, impotencia, enojo y a fin de cuentas tristeza...derivada supongo de resignarme a aceptar esta realidad.
Soy promotora por naturaleza y optimista pero tengo sentido común y sensibilidad que me impiden pasar de largo ante situaciones injustas.
Así que finalmente hablé con Dios y le dije que me sentía demasiado pequeña en su vasto universo como para cargar con el mundo en mis hombros; que era una persona con un gran espíritu de servicio y disciplina pero que tampoco me iba a volver monja contemplativa orando por el bienestar del mundo encerrada en una burbuja, o en un convento que es lo mismo. Le pedí que me ayudara a acallar el ruido de todas esas imágenes o escenas tan desafortunadas que veía cotidianamente, imágenes crudas que no describiré porque no deseo perturbar ni dañar el corazón de nadie con detalles y pormenores.
Y como le dije a Dios, jamás podré ser totalmente indiferente ante los acontecimientos del mundo, pero mi parte brillante debe ser más fuerte, más cálida, convincente y avasalladora para virar la situación y en vez de que los hechos injustos y desafortunados me afecten, seré yo quien le deje al mundo con mi ser, con mis pensamientos, palabras y acciones eventos bellos y afortunados.
domingo, 11 de noviembre de 2012
He tenido mucho ruido en la cabeza :(
18:50
Jen Sainz
1 comentarios:
Excelente reflexión del crudo y cruel mundo pero al mismo tiempo milagroso y fascinante. Felicidades....
Emmanuel Gonzalez
Publicar un comentario